EL ABORTO

EL ABORTO

Por: Ing. Fernando Padilla Farfán


Cuando de aborto se habla, todo el mundo opina. Claro, la mayoría son voces poco documentadas que solo pretenden polarizar uno de los temas más sentidos y controversiales del momento. Y nunca faltan los oportunistas (o las oportunistas) que para su provecho no desperdician la oportunidad para ganar espacios en los medios de comunicación.
En cualquier lugar de México que se ha tocado este tema, las pasiones se despiertan al extremo de llegar a actitudes violentas e intimidantes, tal como ocurrió en la capital del País hace algunos años. En aquella ocasión, varios diputados a la Asamblea del Distrito Federal, que apoyaban la iniciativa para la despenalización del aborto, fueron amenazados de muerte. Grupos opositores a la despenalización les hicieron llegar mensajes intimidantes a fin que desistieran de sus pretensiones, con la promesa de asesinarlos si no lo hacían.

Los opositores, algunos sectores de la población de ideas ultra conservadoras, comparten criterios con el sector radical de la iglesia en cuanto a calificar a la mujer que aborta como si fuera peligrosa criminal. Pero no para ahí el asunto, la parte clerical dice que aquellos que participen en la consumación exitosa del aborto serán merecedores de excomunión. Se ve claramente que para los que están de ese lado, no hay ni exclusiones ni excepciones, las cosas las llevan al extremo.

Pero una de las preguntas que inmediatamente surgen es: Si una turbamulta viola a una niña de 14 o 15 años, y después de esa brutalidad la mandan a la cárcel por abortar, ¿no resulta algo a todas luces injusto? La severidad de las penas por estar considerado el aborto como delito, y la escasa información y orientación adecuadas y oportunas, ha derivado en una situación en extremo preocupante. La trágica realidad nos demuestra que cada año en México, aproximadamente medio millón de niñas y mujeres recurren a abortos tanto legales como ilegales, de acuerdo a un estudio de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)

Desde hace miles de años, el aborto es una de las formas de cómo las mujeres enfrentan los embarazos no planeados. Violaciones, abandono de la pareja, malformaciones graves en el producto, pobreza extrema y miseria, o que el embarazo ponga en riesgo la salud de la mujer, son, entre otros, los motivos por los que las mujeres deciden abortar. Nadie da cuenta de mujeres que practiquen el aborto por gusto. La mujer que aborta, además de todo, también tiene que enfrentarse a su propia condición de madre -que no es cosa fácil- y luego tiene que afrontar –sola- el entorno familiar y social.

Pero en este mismo contexto hay otra realidad: el aborto no se denuncia porque la sociedad avala su práctica. Familiares, amigos y conocidos guardan un “silencio cómplice”. Son muchas las personas que juegan un papel fundamental en las redes solidarias que ayudan a las mujeres a interrumpir el embarazo. La práctica del aborto muestra una clara separación entre lo que dice la ley y lo que las personas consideran correcto frente a determinadas circunstancias de sus vidas.

Por otro lado, también está comprobado que la prohibición genera el “mercado negro”. Prohibir el aborto lo vuelve clandestino. La penalización del aborto aumenta los riesgos para la salud y la vida de las mujeres porque nadie controla las condiciones higiénicas del lugar donde se realizan, ni los conocimientos médicos de las personas que lo practican. Por supuesto que los legisladores saben que ninguna ley debe poner en riesgo la salud y la vida de las personas. Cuando la ley afecta la vida de las personas, como la que prohíbe el aborto, la ley se debe modificar.

Por la información que existe al respecto, se puede deducir que la prohibición no resuelve el problema, al contrario, lo agrava. La clandestinidad conlleva la ausencia de control sanitario que no sólo provoca la muerte de mujeres por abortos mal practicados, también genera que sufran hemorragias, infecciones, perforación del útero, infertilidad secundaria o definitiva y dolor pélvico crónico. Estos son tan solo algunos de los padecimientos de las mujeres que se practican el aborto en la oscura clandestinidad. Aunque el dato no es preciso por la falta de controles en nuestro País, se cree que en la actualidad el 10% de las muertes maternas se deban a complicaciones por aborto.

Por si fuera poco, todo lo que envuelve a la problemática del aborto, hay otra situación que eleva la gravedad del asunto: ni el gobierno, ni la Iglesia católica, ni quienes se oponen a la despenalización del aborto, se responsabilizan de la educación y manutención de los hijos que se obliga a tener a las mujeres que deciden abortar y no se les permite hacerlo. Se castiga a quien aborta, pero nadie se hace responsable de los hijos no planeados.

Obligar a las mujeres a tener hijos no deseados no beneficia a nadie: ni a los hijos, ni a las mujeres, ni a las familias, ni a la sociedad en su conjunto.


 #fernandopadillafarfán #Ing.FerPadilla #FernandoPadilla #IngFernandoPadilla #FernandoPadillaFarfán  #Fer #Padilla #Farfán  #Fernando #ingeniero #IngPadilla #IngFarfán #Ing #FERNANDO #PADILLA #FARFAN 


EL ABORTO

EL ABORTO

Por: Ing. Fernando Padilla Farfán

Cuando de aborto se habla, todo el mundo opina. Claro, la mayoría son voces poco documentadas que solo pretenden polarizar uno de los temas más sentidos y controversiales del momento. Y nunca faltan los oportunistas (o las oportunistas) que para su provecho no desperdician la oportunidad para ganar espacios en los medios de comunicación.

En cualquier lugar de México que se ha tocado este tema, las pasiones se despiertan al extremo de llegar a actitudes violentas e intimidantes, tal como ocurrió en la capital del País hace algunos años. En aquella ocasión, varios diputados a la Asamblea del Distrito Federal, que apoyaban la iniciativa para la despenalización del aborto, fueron amenazados de muerte. Grupos opositores a la despenalización les hicieron llegar mensajes intimidantes a fin que desistieran de sus pretensiones, con la promesa de asesinarlos si no lo hacían.


Los opositores, algunos sectores de la población de ideas ultra conservadoras, comparten criterios con el sector radical de la iglesia en cuanto a calificar a la mujer que aborta como si fuera peligrosa criminal. Pero no para ahí el asunto, la parte clerical dice que aquellos que participen en la consumación exitosa del aborto serán merecedores de excomunión. Se ve claramente que para los que están de ese lado, no hay ni exclusiones ni excepciones, las cosas las llevan al extremo.


Pero una de las preguntas que inmediatamente surgen es: Si una turbamulta viola a una niña de 14 o 15 años, y después de esa brutalidad la mandan a la cárcel por abortar, ¿no resulta algo a todas luces injusto? La severidad de las penas por estar considerado el aborto como delito, y la escasa información y orientación adecuadas y oportunas, ha derivado en una situación en extremo preocupante. La trágica realidad nos demuestra que cada año en México, aproximadamente medio millón de niñas y mujeres recurren a abortos tanto legales como ilegales, de acuerdo a un estudio de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)


Desde hace miles de años, el aborto es una de las formas de cómo las mujeres enfrentan los embarazos no planeados. Violaciones, abandono de la pareja, malformaciones graves en el producto, pobreza extrema y miseria, o que el embarazo ponga en riesgo la salud de la mujer, son, entre otros, los motivos por los que las mujeres deciden abortar. Nadie da cuenta de mujeres que practiquen el aborto por gusto. La mujer que aborta, además de todo, también tiene que enfrentarse a su propia condición de madre -que no es cosa fácil- y luego tiene que afrontar –sola- el entorno familiar y social.


Pero en este mismo contexto hay otra realidad: el aborto no se denuncia porque la sociedad avala su práctica. Familiares, amigos y conocidos guardan un “silencio cómplice”. Son muchas las personas que juegan un papel fundamental en las redes solidarias que ayudan a las mujeres a interrumpir el embarazo. La práctica del aborto muestra una clara separación entre lo que dice la ley y lo que las personas consideran correcto frente a determinadas circunstancias de sus vidas.


Por otro lado, también está comprobado que la prohibición genera el “mercado negro”. Prohibir el aborto lo vuelve clandestino. La penalización del aborto aumenta los riesgos para la salud y la vida de las mujeres porque nadie controla las condiciones higiénicas del lugar donde se realizan, ni los conocimientos médicos de las personas que lo practican. Por supuesto que los legisladores saben que ninguna ley debe poner en riesgo la salud y la vida de las personas. Cuando la ley afecta la vida de las personas, como la que prohíbe el aborto, la ley se debe modificar.


Por la información que existe al respecto, se puede deducir que la prohibición no resuelve el problema, al contrario, lo agrava. La clandestinidad conlleva la ausencia de control sanitario que no sólo provoca la muerte de mujeres por abortos mal practicados, también genera que sufran hemorragias, infecciones, perforación del útero, infertilidad secundaria o definitiva y dolor pélvico crónico. Estos son tan solo algunos de los padecimientos de las mujeres que se practican el aborto en la oscura clandestinidad. Aunque el dato no es preciso por la falta de controles en nuestro País, se cree que en la actualidad el 10% de las muertes maternas se deban a complicaciones por aborto.


Por si fuera poco, todo lo que envuelve a la problemática del aborto, hay otra situación que eleva la gravedad del asunto: ni el gobierno, ni la Iglesia católica, ni quienes se oponen a la despenalización del aborto, se responsabilizan de la educación y manutención de los hijos que se obliga a tener a las mujeres que deciden abortar y no se les permite hacerlo. Se castiga a quien aborta, pero nadie se hace responsable de los hijos no planeados.


Obligar a las mujeres a tener hijos no deseados no beneficia a nadie: ni a los hijos, ni a las mujeres, ni a las familias, ni a la sociedad en su conjunto.

 #fernandopadillafarfán #Ing.FerPadilla #FernandoPadilla #IngFernandoPadilla #FernandoPadillaFarfán  #Fer #Padilla #Farfán  #Fernando #ingeniero #IngPadilla #IngFarfán #Ing #FERNANDO #PADILLA #FARFAN 

EDUCACIÓN Y COMUNICACIÓN INTERPERSONAL

EDUCACIÓN Y COMUNICACIÓN INTERPERSONAL

Por: Ing. Fernando Padilla Farfán

Cierto es que la juventud no está marcada únicamente por la edad. Joven es aquel que tiene sus sentimientos en flor, y que se conmueve ante las injusticias que ocurren en cualquier lugar del mundo. En estos tiempos de milagros científicos, de cerebros electrónicos y de sorprendentes avances en la inteligencia artificial, resulta paradójico que la comunicación entre los seres humanos, particularmente entre los adultos y los jóvenes, esté muy dañada. Los adultos no entienden qué pasa con los adolescentes, y éstos no entienden la conducta de los adultos. El joven critica que el adulto maneje un doble discurso: dice una cosa y hace otra.
Los jóvenes sienten que el mundo que les heredan los adultos se encuentra en medio de un panorama desolador y con pocas expectativas de grandeza. No entienden muchas cosas del mundo de los adultos. Sienten que los mayores se aferran a objetos de poco valor espiritual. Y que viven entretenidos en cosas palpables que nada aportan al mundo que tratan de conquistar.

Cuando estudian y analizan la historia razonan que no es buen ejemplo para su joven generación, porque mucho de ella narra hechos de combates, batallas y guerras. Y lamentan que en este sentido la historia se reproduzca a sí misma, porque ahora como en ese entonces, también hay luchas, batallas y conflictos.

El problema está llegando al extremo. Los adultos y los jóvenes no se comunican porque ya no se entienden; hablan lenguas diferentes. Al interior de las familias la comunicación es electrónica, y hacia afuera hablan con gente que ni siquiera conocen ni tampoco saben de sus intenciones. Pero esto es lo que provoca el vacío de comunicación que la mayoría de las familias padece.
Juan José Arreola, uno de los más reconocidos literatos mexicanos, en sus escritos afirma que “Un niño puede llegar a ser joven y viejo, y puede irse de este mundo sin saber lo que es un subjuntivo”. Reconoce que las Universidades se crearon para hacer un nuevo tipo de hombre, para creer en él. Y que el egresado de la universidad ostentara uno de los deberes más altos que existen: difundir en torno suyo no solamente los conocimientos que adquirió, sino los valores humanos que en él se han desarrollado, a partir de su propósito inicial de adopción a la comunidad del saber. Opina que si la comunicación es uno de los problemas más graves que afronta la actualidad del hombre, el universitario debe ser comunicativo por excelencia. “Porque en la hora que más abundan los medios de difusión el hombre está solo, paradójicamente incomunicado”.

Estos razonamientos llanamente nos están diciendo que de poco sirven los cinematógrafos, emisoras de radio y televisión, periódicos, revistas, y lo que se considera como el fenómeno de la comunicación: el Internet; si no hay diálogo auténtico entre hombres y mujeres y entre adultos y jóvenes; si no hay una educación de calidad.

Cotidianamente observamos cómo los valores de la comunicación se extinguen. La gente en las calles no se saluda, pasan junto y ni siquiera se ven a la cara. Pero esto para nada quiere decir que así nos sintamos bien. No. Tenemos la imperiosa necesidad de comunicarnos pero no lo hacemos, como si alguna fuerza extraña lo impidiera.
A este peculiar fenómeno se agrega otra deficiencia de la actualidad: la mayoría de la gente no sabe escribir, no sabe cómo expresar sus ideas o pensamientos de manera escrita porque no lo aprende en la escuela. Esto se complica porque la cibernética está creando un lenguaje gramatical de palabras cortadas.

Parece irreal, pero el panorama de la incomunicación nos está llevando a un mundo de soledad donde se está olvidando el amor y la fe. El problema es que sin una comunicación real y verdadera la familia reblandece sus lazos, las parejas se separan y los hijos se alejan.

A pesar del legado educativo de los grandes pensadores mexicanos la educación ha perdido mucha calidad.
Sin embargo, los analistas de la materia opinan que mientras no exista un cambio de actitudes en quienes se dicen profesores y guías de los alumnos, mientras existan las mismas prácticas, no se avanzará lo suficiente.

 #fernandopadillafarfán #Ing.FerPadilla #FernandoPadilla #IngFernandoPadilla #FernandoPadillaFarfán  #Fer #Padilla #Farfán  #Fernando #ingeniero #IngPadilla #IngFarfán #Ing #FERNANDO #PADILLA #FARFAN 

ARMAS TECNOLÓGICAS PARA FUTURAS GUERRAS. ASÍ OPINA EL INGENIERO FERNANDO PADILLA FARFÁN.

ARMAS TECNOLÓGICAS PARA FUTURAS GUERRAS. ASÍ OPINA EL INGENIERO FERNANDO PADILLA FARFÁN.

Por:  INGENIERO FERNANDO PADILLA FARFÁN.

Aunque científicos de varios países han realizado estudios serios sobre cuál sería el tipo de armas que se utilizaran en futuras guerras entre las naciones del orbe, mismos que mantienen en secreto; se ha filtrado alguna información que da una idea del armamento a utilizar.
 
Dicen que las armas del futuro usarían tecnologías avanzadas y conceptos que podrían cambiar la forma en que se han llevado a cabo los conflictos militares.
 
Por ejemplo, algunas de las armas futuristas serían electromagnéticas. Utilizarían campos electromagnéticos para generar pulsos de energía que pueden desactivar equipos electrónicos y sistemas de comunicación enemigos, sin causar daños físicos a las personas.
 
Los láseres de alta potencia podrían utilizarse para destruir o desactivar objetivos enemigos a larga distancia, con gran precisión y velocidad. Las armas láser tienen la ventaja de ser rápidas y tener una munición potencialmente ilimitada.
 
La inteligencia artificial (IA) dice que también podrían utilizarse armas cinéticas. Estas armas funcionan lanzando proyectiles a enormes velocidades para impactar y destruir objetivos. Pueden incluir sistemas de rieles electromagnéticos o cañones de riel que disparan proyectiles a velocidades hipersónicas.
 
Armas autónomas y drones militares. La tecnología de vehículos aéreos no tripulados (drones) está avanzando rápidamente. En el futuro, podríamos ver drones militares altamente autónomos capaces de llevar a cabo misiones de ataque y reconocimiento de manera independiente.
 
Guerra cibernética. Las amenazas cibernéticas son cada vez más significativas. Las armas cibernéticas podrían utilizarse para desactivar sistemas de defensa enemigos, interrumpir redes de comunicación y causar daños significativos en infraestructuras críticas.
 
Aunque altamente controvertido y sujeto a acuerdos internacionales, la biología sintética podría permitir la creación de organismos modificados genéticamente con fines militares, como agentes patógenos específicos o vectores de enfermedades.
 
Las tecnologías de control de multitudes podrían avanzar, dando lugar a sistemas no letales más sofisticados que incapaciten temporalmente a los objetivos sin causar daños permanentes.
 
Además de los láseres, otras formas de armas basadas en energía podrían incluir armas de microondas que generan calor intenso en los objetivos, o armas de pulso electromagnético que pueden dañar los sistemas electrónicos.
 
A medida que la exploración espacial avanza, las naciones podrían tener la capacidad de desplegar armas en el espacio, como satélites armados o sistemas de defensa contra amenazas provenientes de otros mundos.
 
Tecnologías como visores de realidad aumentada podrían proporcionar a los soldados información en tiempo real sobre el campo de batalla y objetivos enemigos.
 
Es importante tener en cuenta que muchas de estas ideas plantean consideraciones éticas, legales y políticas significativas. La comunidad internacional tiende a regular y limitar el uso de armas que puedan causar daños excesivos o indiscriminados, lo que influye en cómo se desarrollan y utilizan las armas del futuro.

 #fernandopadillafarfán #Ing.FerPadilla #FernandoPadilla #IngFernandoPadilla #FernandoPadillaFarfán  #Fer #Padilla #Farfán  #Fernando #ingeniero #IngPadilla #IngFarfán #Ing #FERNANDO #PADILLA #FARFAN

EL INSABI MODELO PERFECTIBLE

EL INSABI MODELO PERFECTIBLE

Por: Ing. Fernando Padilla Farfán


Los retos del Instituto Nacional de Salud y Bienestar, son del tamaño de México. Aunque hay diversas reacciones de algunos sectores de la población, por ser un proyecto naciente requiere de algunos ajustes en su operación para extender, con mayor efectividad, el beneficio a todos los mexicanos que lo necesitan; que no son pocos.
La tarea es ardua. El Insabi debe prepararse para atender a más de 50 millones de personas, con más de 60 tipos de intervenciones de alto costo, en hospitales de especialidades, con servicios gratuitos y de calidad; que no cuentan con seguridad social, bajo criterios de igualdad.
Algunas de las enfermedades graves y caras que enfrentará serán: el cáncer, el infarto agudo al miocardio, la hepatitis C, y las malformaciones congénitas; incluyendo vacunas y exámenes de detección.
Los principales demandantes de los servicios médicos que el estado otorga, son las familias con problemas económicos; 10 millones de indígenas y mujeres de entre 15 y 24 años por cuestiones de maternidad.
Desde la aprobación en el congreso, el nuevo instituto fue blanco de diversas opiniones encontradas, principalmente de los gobiernos opositores de extracción panista, que han presentado ante el Presidente de la República un plan alterno de salud.
Es claro que un proyecto que inicia es perfectible, que puede tener modificaciones en su implementación, que requiere de la participación y apoyo de los tres niveles de gobierno y de la sociedad en general; principalmente de quienes necesitan ser atendidos en su salud.
Es innegable la resistencia de quienes se encargaban de las compras consolidadas de los medicamentos. Han surgido informaciones que confunden, que no apoyan.
La decisión del presidente López Obrador de crear el mencionado Instituto de Salud, fue con la firme idea de corregir las fallas y vicios del Seguro Popular, al que sustituyó, creando un organismo que brindara servicios médicos y medicamentos de manera gratuita.
La calidad y la eficacia del sistema sanitario de un país, puede tener un considerable impacto en la calidad de vida de sus habitantes. La salud de una nación depende en gran medida de cómo atiende el sistema a las personas, y por eso es tan importante tener un adecuado sistema de salud pública.
Algunos países han logrado ofrecer a sus habitantes sistemas de salud con los mejores resultados, como en Suiza. Otros, de los considerados desarrollados, no tanto. Por ejemplo, Canadá tiene un régimen de salud dirigido por el gobierno, con algunos problemas con las esperas y el acceso restringido a la última tecnología. Sinnúmero de pacientes se han quejado del servicio.
En Alemania el sistema de salud es muy bueno, pero caro. El seguro de salud es obligatorio y la mayoría de expatriados lo tienen junto con su contrato laboral.
Queda claro que no se puede importar el modelo de salud de un país a otro, porque los factores que intervienen son diversos. Depende de la economía de cada país, de la cultura de la prevención y de los niveles de corrupción.
La experiencia del Insabi es nueva; el combate a la corrupción tiene las mejores intenciones. Implementar un tema tan ambicioso para atender la salud de los mexicanos, no se da de manera inmediata.
La cobertura universal de salud implica que todas las personas y las comunidades tengan acceso, sin discriminación alguna, a servicios integrales de salud, adecuados, oportunos, de calidad, de acuerdo con las necesidades; así como a medicamentos seguros, eficaces y accesibles. Ningún país en el mundo lo ha logrado. Por eso, el gobierno federal tiene un gran reto por delante. Deseamos lo consiga, por el bien de México.

 #fernandopadillafarfán #Ing.FerPadilla #FernandoPadilla #IngFernandoPadilla #FernandoPadillaFarfán  #Fer #Padilla #Farfán  #Fernando #ingeniero #IngPadilla #IngFarfán #Ing #FERNANDO #PADILLA #FARFAN 


Héroes con faldas

Héroes con faldas

Por: Enrique Serna


La mística guerrera del imperio azteca y la severidad de sus leyes contra los homosexuales parecerían indicar que en aquel tiempo corría peligro de muerte cualquier travesti que osara talonear en la calle. Abundan, sin embargo, los testimonios de que esas leyes eran letra muerta, o se aplicaban con una manga tan ancha que permitía, por ejemplo, la participación de travestis en fiestas religiosas como la de Xochiquétzal, donde salían a bailar junto con las prostitutas. Por si fuera poco, los mariposones vendían placer en el tianguis de Tlatelolco, tolerados por los inspectores, tal vez porque algunos tlatoanis figuraban entre sus clientes. Alfredo López Austin consideraba muy probable que Moctezuma II haya sido bisexual. Quizá heredó esa inclinación de su ancestro Axayácatl, protagonista de una deliciosa escena picaresca al inicio de su reinado, cuando acudió a rendirle pleitesía una delegación de danzantes, músicos y cantores de Chalco. El cronista del incidente, Domingo Chimalpahin, refirió un acto heroico realizado en esa ocasión por una loca con garbo.

Chalco había sido una potencia militar importante en el valle de México, pero cayó en desgracia al entrar en pugna con el imperio azteca, de modo que la troupe llegada a Tenochtitlan para entretener al tlatoani representaba a un pueblo sojuzgado, en busca de pequeños espacios de autonomía. En vez de implorar clemencia al tlatoani por medio de una misión diplomática, los nobles de Chalco emplearon un recurso más audaz: escenificar un poema atrevido y juguetón, salpicado de metáforas erótico-militares, cuya protagonista se ofrecía al tlatoani, retándolo a demostrar su hombría en el petate, como si Chalco en persona le abriera las piernas. Compuesto por Aquiauhtzin de Ayapanco, el “Canto de las mujeres de Chalco” fue interpretado por Quecholcóhuatl, un talentoso divo con un timbre de voz femenino, que apareció en escena disfrazado de mujer fácil. 

No cualquiera podía llamar la atención de Axayácatl, un melómano exigente a quien todos los grupos musicales del imperio ofrecían ese tipo de espectáculos. A menudo los oía desde sus aposentos, sin dignarse salir al patio mayor del palacio, donde los visitantes entonaban sus loas. Pero esta vez, cautivado por la cálida voz de Quecholcóhuatl, salió a bailar en medio del coro. Estimulado por su aparición, el cantante se le arrimó entonando versos procaces: “He venido a dar placer a mi vulva florida,/ mira el poema de mis pechos (…)/¿No harás travesuras con tus enemigos de guerra?/ Ven a entregar aquí la flor del escudo/, alégrate, que tu gusano se yerga”. En otras circunstancias, un atrevimiento como ése pudo costarle la vida. Pero Axayácatl, fascinado por su belleza andrógina, no sólo agradeció el recital con espléndidos regalos, sino que llevó a Quecholcóhuatl a presentarlo con sus concubinas y les dijo, entre burlas y veras: “Mujeres, levántense a conocer a su nuevo rival”. El cantante se quedó a vivir en el palacio una larga temporada y gracias a su intimidad con el rey logró aligerar el yugo que pesaba sobre su pueblo. Hermoso ejemplo de patriotismo para los jóvenes del mañana.

Hay una oscura coincidencia entre esta seducción dancística y la escena cumbre de El lugar sin límites, donde la Manuela, un travesti vestido de manola que anima la variedad de un tugurio pueblerino (actuación que le valió un Ariel a Roberto Cobo), seduce en la pista de baile a Pancho, un torvo galán interpretado por Gonzalo Vega. En la gran película de Arturo Ripstein basada en la novela de José Donoso, que ahora se puede ver en la plataforma Mubi, las atmósferas opresivas anuncian desde el comienzo que esa aventura no puede terminar bien. Como si cayera en un trance hipnótico, Pancho contempla al travesti con embeleso y sucumbe a la tentación de besarlo en la boca. Émulo de Quecholcóhuatl, la Manuela también defiende una causa noble porque sale a dar su show cuando Pancho está maltratando físicamente a su hija, la Japonesita, pero el efecto de encantamiento que había logrado con su danza cautivadora se rompe abruptamente cuando Octavio, el compañero de juerga de Pancho, interpretado por Julián Pastor, lo reprende con dureza: “Orale, cuñado, no sea maricón usted también”. El martirio de la Manuela, perseguida por las calles del pueblo y asesinada a golpes, ejemplifica los estragos de la moral judeocristiana en el orgullo viril. Si Pancho hubiera sido tlatoani, quizá su cuñado lo hubiera aplaudido por soltarse el pelo, pero en el México de mediados del siglo XX, donde transcurre la acción, la honra mancillada del macho tenía que lavarse con sangre. La civilización, en este caso, retrocedió en sentido contrario al liberalismo de los mexicas, más tolerantes con las flaquezas humanas y los caprichos de la libido.